FENA

De qué hablamos cuando hablamos de “brecha digital”

Por Tatiana Encina*

¿Dónde hay una necesidad, nace un derecho?

Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión, éste comprende la libertad de buscar, de recibir y de difundir informaciones e ideas de toda índole (…) Declaración Universal de Derechos Humanos de 1984.

En la actualidad hay desigualdades que se ven atravesadas y profundizadas por las diferencias en el acceso a las TICs y a internet (Tecnologías digitales de la información y la comunicación). Si no todes pueden acceder a fuentes de información y espacios de intercambio en igualdad de condiciones, difícilmente podrán todes ejercer su derecho a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas. Y si todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, estas desigualdades son explicadas por la realidad social que habitamos y exigen de una intervención activa para superarlas.

Ciudadanía y brecha digital

Si pensamos el mundo digital como un espacio donde se construye, forma, reproduce y amplía la ciudadanía, un acceso desigual a internet y las TICs lleva inevitablemente a ciudadanías desiguales. Hoy usamos las TICs e internet para muchísimas tareas, y entre todo lo que hacemos, nos formamos como ciudadanos de una sociedad y ejercemos nuestros derechos como tales, o al menos así debería ser para todes.

Nos encontramos entonces en un escenario de múltiples desigualdades, donde se evidencia la llamada “brecha digital” en el acceso a internet y el uso de las tecnologías. Este concepto aborda el acceso de una manera integral, entendiendo que este no se reduce a la posibilidad de estar en línea, sino también a la calidad de ese habitar en la red, a la disponibilidad de herramientas y formación que nos permitan llevar adelante un uso responsable y consciente de las herramientas tecnológicas. La brecha digital deja de ser una cuestión generacional, para pasar a ser un fenómeno que interactúa con otros factores de exclusión social como los recursos económicos, condiciones laborales, desigualdad de género… y podríamos seguir. Ese acceso a internet y las TICs que no se reduce a la posibilidad de usar, sino que incluye la calidad de ese uso, es uno de los puntos de partida de la llamada alfabetización digital. Este concepto apunta a desarrollar las capacidades de las personas para utilizar recursos digitales y así poder, entre otras cosas: navegar en internet de manera segura, buscar información de fuentes confiables, detectar los sesgos forzados por las burbujas de filtro o entender cómo viajan nuestros datos por la red y a quién se los estamos otorgando

Más conectividad, más derechos

Seguramente habrás escuchado sobre el DNU que declara a internet como un servicio público, algo que generó un poco de polémica en su momento. Es que a veces cuesta pensar en internet como una necesidad básica a la par de, por ejemplo, el acceso a la red de agua potable, ¿no?  si tenemos en cuenta el escenario que generó la pandemia, donde “salieron a la luz” las problemáticas que trae no contar con un buen servicio de internet o con las capacidades y conocimientos necesarios para asistir a clases virtuales, realizar trámites a distancia o empadronarse para la vacuna. La cuarentena no hizo más que acelerar procesos de digitalización y trabajo remoto que ya venían gestándose, y no podemos permitirnos dejar por fuera de este proceso a una gran parte de la ciudadanía. Disponer de un servicio de calidad para conectarse a la red y de las capacidades y recursos básicos para aprovechar las herramientas digitales constituye hoy un pilar fundamental para el ejercicio de una ciudadanía plena. Hay una gran parte de la población que no dispone de las oportunidades y herramientas para aprovechar estas transformaciones tecnológicas y eso influye directamente en su calidad de vida. Deberíamos des-acostumbrarnos a esta desigualdad y exigir que se problematice y trabaje en pos de reducir la brecha digital. Nadie debería ver vulnerado su derecho a la educación por falta de acceso a internet, ni verse excluíde de oportunidades laborales por no acceder a los portales de empleo, ni permanecer en la informalidad por no poder ingresar en el comercio electrónico.

Desde FENA a través del programa Ahora Nosotras (Ñande Kuera Haitema) y con el apoyo de Ibercultura VIVA, se llevó adelante el proyecto de “Alfabetización e Inclusión Digital”, en el Barrio Mugica (Villa 31 BIS), que consistió en la adquisición de tablets, un módem inalámbrico con 1 año de internet, y un conjunto de talleres sobre el uso de herramientas digitales implementado durante 6 meses.

Así muchas mujeres recibieron la capacitación y a pesar del contexto, lograron continuar con sus actividades y acceder a las tecnologías. Desde FENA se pudieron continuar los talleres y ahora están en el proceso de la realización de un documental. Para acompañarnos en esta iniciativa, sumate haciendo click acá.

*Tatiana es Desarrolladora de Software y Trabajadora social. Trabaja como agente de fortalecimiento en TICs, y es la Co-coordinadora de Investicación y Desarrollo Tecnológico de FENA

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