Cuerpos en cuarentena
Entrevista a Lux Moreno – Activista Gordx, Escritora y Profesora de Filosofía.
La situación de encierro por la pandemia intensificó las demandas sobre el cuerpo, pero, sobre todo, demandas en tensión para un mismo cuerpo: “Producí pero descansá”, “Distraerte pero formate”, “Cociná pero no engordes”. ¿Qué pensas de esto y de los mensajes que se difunden en los medios para instalar y reforzar esas demandas?
Pienso que en esto que ustedes llaman “demandas” hay un reforzamiento de las formas de producción capitalista que se centran, básicamente en valorizar el cuerpo: La idea de que un cuerpo tiene que ser hiper productivo. Ahora, lo que sucede es que tiene que cumplir en un doble sentido: tiene que consumir pero también tiene que cumplir con las normas sociales. Es un cuerpo que tiene que hacer 50 panes pero a la vez tiene que estar en forma. Este fenómeno que parece nuevo y particular de la cuarentena, es un reforzamiento de los modos de producir sujetos del sistema de consumo. No es algo nuevo sino que la contradicción es más evidente.
¿Crees que en confinamiento y con la pandemia “afuera”, el gordo-odio se recrudece?
Creo que el confinamiento y la vigilancia sobre un virus que puede afectar a personas de determinado rango etario o con ciertos antecedentes médicos han generado un reforzamiento de algunos mandatos sociales que estuvieron siempre dando vueltas. No de todos, porque se hace especial hincapié en los mandatos que tienen que ver con la corporalidad. Hay un reforzamiento en el cuidado de tu cuerpo en el sentido del peso corporal, como si lo saludable sólo fuera medible en ese peso corporal y en las actividades que vos realizás.
Se sigue instalando la idea del cuerpo gordo como una amenaza. Circularon una gran cantidad de memes y chistes sobre el “engordar” como lo peor que puede pasarte. ¿Por qué crees que aún en medio de una pandemia se sigue instalando a la gordura como el enemigo?
No creo que la gordura se haya instalado como enemigo durante la cuarentena sino que es una violencia que se venía dando -y se venía dando en escalas muy fuertes- y que adicionalmente se recrudeció en este periodo.
La gordura aparece como un enemigo desde 1995 cuando empezaron las primeras políticas internacionales en contra de la gordura. La gordura ya era un enemigo público. Lxs gordxs son enemigos públicos porque demuestran que el capitalismo no puede optimizar TODOS los cuerpos. Y ante eso, como estos cuerpos no se pueden tapar, no se pueden eliminar por arte de magia, se los convierte en aquello que se señala, que se repudia y a partir de ese señalamiento se reproducen las normas para todos los otros cuerpos. Esto es lo que hacen los chistes y los memes que están circulando sobre gordofobia específicamente: reforzar las normas y las jerarquías sociales sobre los cuerpos.
Lo más preocupante es que hoy, incluso dentro de los feminismos, sigue pasando que pedimos por los cuerpos de las mujeres e identidades no binarias pero no por los cuerpos de lxs gordxs. Esa jerarquía de los cuerpos se sigue repitiendo en todos lados. Me parece que repensar el cuerpo aparece en el 2020 como una forma necesaria para poder pensar la inclusión.
Al cambiar -o desaparecer- las interacciones sociales, ¿Qué pasa con nuestros cuerpos? ¿Cómo es que siguen operando mandatos sobre si estamos vestidas “bien o mal”, la depilación, cómo tenemos el pelo?
Yo creo que hay algo muy interesante: pensar que la norma está afuera es un error. El mandato no está afuera, no me siento mal cuando voy al supermercado, sino que la norma se juega adentro y en las redes sociales, en aquello que yo comparto sobre “mi vida dentro en la cuarentena”. Somos todos policías de los cuerpos.
Está también la idea de “nueva normalidad”, que se está usando tanto, que es un gran problema. No porque sea -o no- normal o porque sea -o no- nuevo, sino porque ¿qué es lo normal? ¿Cómo definimos qué es normal y, más aún, en cuarentena?
Se está instalando una especie de “normalidad” de la vida en cuarentena que dá por dados una serie de privilegios como el espacio físico, la privacidad, hasta los dispositivos tecnológicos.
Se dan ciertas “obligaciones” que son elitistas porque presuponen que tenés un espacio para hacer ejercicio, o la privacidad para poder tener una videollamada, o la conexión a Internet para sostenerla. Alguien que está en un barrio vulnerado y no puede quedarse dentro de su casa, o alguien que vive en una habitación en la que no se cumplen las normas del aislamiento obligatorio, lo va a vivir necesariamente distinto. Su “normalidad” es otra.
Yo podría decir que todos vivimos de la misma manera la cuarentena y que hay gente a la que le ha resultado muy funcional, pero hay otras personas para las que es un proceso traumático, que genera ansiedad, que genera situaciones de angustia.
Sobre las “obligaciones” que se crean en este contexto, y sobre cómo las demandas sobre los cuerpos siguen pesando, ¿qué pasa con las exigencias de la imagen como “verse bien en la videollamada” o en las stories, las selfies, etc?
Respecto a la imagen me parece interesante retomar esta idea: ¿Qué es la imagen? o ¿Qué busca representar esa imagen? ¿Qué nos pasa en la “espectacularización” del cuerpo por medio de las videollamadas? Algo sucede que hace que, de alguna manera, dejemos nuestra corporalidad y la pensemos netamente como una imagen.
Yo creo que no es que estamos más conscientes de nuestra imagen sino que estamos más conscientes de que esa imagen es un objeto de consumo y que tiene cierto valor. Cuando nuestro cuerpo es sólo algo que se ve quedamos de frente al mismísimo dispositivo de la espectacularización.
¿Cómo hacemos para aceptar nuestros cuerpos sin sentirnos interpeladas por estos mensajes? ¿Qué herramientas tenemos especialmente cuando estamos aisladas?
La pandemia nos expone a un suceso de aislamiento particular. Es traumático en un sentido muy fuerte porque estamos frente a la posibilidad de que el sistema de salud -tal como lo conocemos-, colapse y no pueda dar respuesta a las demandas de la población. Pero al mismo tiempo, estamos ante un cambio en las rutinas, lo que antes mencionamos como un cambio en la “normalidad”.
De repente cambia la relación física con los otros y hay un nuevo juego de distancias que necesariamente nos pone ante una situación angustiante. Ante el reforzamiento de los mandatos sociales sobre el cuerpo respondemos cómo podemos.
No sabemos qué va a aparecer ahora como “nueva norma”. Entonces hay un reforzamiento de los dispositivos de control. Básicamente, una se agarra mas o menos de donde puede. Es decir, nos sentimos interpeladas por esas normas que son las conocidas, por más complejas y discriminatorias que sean.
Ahí nos damos cuenta como activistas o como personas en proceso de deconstrucción, que quizás no podemos responder a todas las demandas y que está bien, hay algo del malestar que me parece que no es tan fácilmente tramitable en estos momentos y no hay estrategias claras sobre cómo tramitar esto.
Me parece importante sí seguir los consejos que dio el ministerio de salud en relación a la salud mental. Es super importante mantener las rutinas en la medida de lo posible, tratar de pensar que esto es transitorio, entre otras cosas.
Sinceramente creo que lo único que podemos es mantener el apoyo en de las redes afectivas que tenemos como nuestra familia o con nuestros amigos mediante la virtualidad. En las redes sociales tampoco hay sólo violencia sino que también proliferaron muchos mensajes bastante esperanzadores sobre poder pensar algo distinto de eso poder disentir sobre los mandatos y estereotipos. Hay otros repertorios y sobre todo está la capacidad de disentir.
Muchas gracias por tus reflexiones. ¿Dónde podes leerte o escucharte?
Me pueden leer en mi libro o en las publicaciones que hago en mi Instagram (@reinamiel). Me pueden escuchar en diferentes formatos: hay un montón de radio cut dónde estoy dando entrevistas y demás, y también estoy dando talleres de activismo gordx que son para cualquier persona y sin conocimientos previos sobre la temática. Es una experiencia muy linda. Lo estamos haciendo de manera virtual ahora y la verdad que a mí me encanta.
Y también no se me pone encontrar en casa Mora Talleres en Facebook o como Lux Moreno también en Facebook.